CONCEPTOS DE MI PERSONALIDAD ELEGIDA: Buena escucha, autocontrol
FASE AFECTIVA:
La buena escucha consiste en estar en
silencio mientras la otra persona está hablando, poner atención a lo que está
diciendo, establecer cuáles son sus pensamientos, sentimientos, cuales paradigmas
se relacionan con su lenguaje, realizar parafraseo para corroborar si estamos
entendiendo correctamente el mensaje y hacer reflejo de las emociones para
establecer empatía. Es partir del paradigma del otro, del mapa del otro, no imponer el nuestro.
FASE COGNITIVA:
Lo importante no es
escuchar lo que se dice, sino averiguar lo que se piensa”, decía el filósofo y
político español Juan Donoso Cortés,
La necesidad por
sobresalir y destacar en un escenario donde el flujo de comunicación es
tremendamente intenso nos empuja, en muchas
ocasiones, a concentrar el esfuerzo en difundir e imponer nuestro mensaje,
dejando de lado al resto de interlocutores. Sin embargo, como
han evidenciado las investigaciones de Zenger&Folkman, practicar la escucha activa
es un pilar básico de la capacidad de comunicación, una de las 16 habilidades de
los líderes extraordinarios.
La escucha activa
La
escucha activa se configura como la forma más completa y compleja
de escucha, porque “representa un esfuerzo físico y mental para
obtener con atención la totalidad del mensaje, interpretando el
significado correcto del mismo, a través del comunicado verbal, el tono de la
voz y el lenguaje corporal, indicándole a quien nos habla, mediante la
retroalimentación, lo que creemos que hemos comprendido”, según recoge el
Instituto Superior de Inteligencia Emocional en el trabajo Comunicación y diálogo.
Se trata, por tanto, de concentrarse
no solo en el contenido del mensaje, sino en lo que el emisor quiere decir con
el mismo (Opere, 2018).
Este concepto, que fue introducido en los años 40 por Carl Rogers en su obra Active Listening como el “intento de absorber todo lo que el orador está diciendo, verbal y no verbalmente, sin agregar, eliminar o modificar el mensaje”, es entendido por Kathryn Robertson, en el trabajo Active Listening More Than Just Paying Attention, como el acto de “ofrecer una atención libre e ininterrumpida al hablante”, mientras que Susan Knights, en Reflection: Turning Experience Into Learning, define la escucha activa como “poner toda la atención y conciencia de uno a disposición de otra persona, escuchando con interés y aprecio sin interrumpirla”(Opere, 2018).
Este concepto, que fue introducido en los años 40 por Carl Rogers en su obra Active Listening como el “intento de absorber todo lo que el orador está diciendo, verbal y no verbalmente, sin agregar, eliminar o modificar el mensaje”, es entendido por Kathryn Robertson, en el trabajo Active Listening More Than Just Paying Attention, como el acto de “ofrecer una atención libre e ininterrumpida al hablante”, mientras que Susan Knights, en Reflection: Turning Experience Into Learning, define la escucha activa como “poner toda la atención y conciencia de uno a disposición de otra persona, escuchando con interés y aprecio sin interrumpirla”(Opere, 2018).
El proceso de la escucha
activa
Mariano Opere comenta que
el proceso
comunicativo está sometido a barreras u obstáculos que pueden afectar a la
comprensión del mensaje. Hablamos de limitaciones internas
(como estar distraídos, sufrir un alto nivel de estrés o tener prejuicios sobre
un tema o persona) o externas (como el ruido de la sala o la distancia con el
interlocutor).
¿Cómo podemos superar estas barreras? Para conseguir aplicar una escucha activa que nos permita convertirnos en mejores directivos, el trabajo de Rogers establece que es importante tener en cuenta los siguientes pasos durante cualquier diálogo:
¿Cómo podemos superar estas barreras? Para conseguir aplicar una escucha activa que nos permita convertirnos en mejores directivos, el trabajo de Rogers establece que es importante tener en cuenta los siguientes pasos durante cualquier diálogo:
- Preparación. Consiste
en prepararnos física y mentalmente para la conversación, especialmente si
se trata de un encuentro previamente acordado. Por ejemplo, si queremos
abordar un tema espinoso con un empleado, podemos elegir un lugar
tranquilo, sin mucho ruido, o en el que el trabajador se sienta cómodo,
como la cafetería, en lugar del despacho del jefe. Además, es importante
recopilar y analizar toda la información disponible sobre el asunto en
cuestión y nuestro interlocutor y presentarlo con una actitud positiva y
constructiva.
- Posición y mirada. ¿Cuál
debe ser la actitud corporal? Lo recomendable es mantener una posición
ligeramente hacia adelante y mirar a los ojos –sin intimidar- al emisor.
La distancia con él va a depender del tipo de relación existente.
- Contexto
terapéutico. Durante todo el diálogo es
importante mantener tres actitudes básicas: autenticidad, empatía y
aceptación o consideración positiva incondicional.
- Respuestas
empáticas. Es importante, asimismo, que transmitamos al
emisor que estamos prestando atención a sus palabras, mediante técnicas
como el refuerzo positivo, la paráfrasis, la reformulación, la ampliación,
el silencio, el asentimiento, la expresión facial…
- Observar el lenguaje no
verbal.
Según Albert Mehrabian, el 90% de la información procede de la comunicación no
verbal. Por ello, es necesario atender a los gestos, tono de
voz, expresiones, etc. para conseguir comprender algunos hechos que nunca
percibiremos a través de las palabras.
- Obtener las ideas
principales. Asimismo, para practicar la
escucha activa, tendremos que detectar las palabras clave del mensaje,
extrayendo las ideas principales.
- Retroalimentación: Ahora bien, para confirmar que lo que hemos entendido y lo que nos ha querido transmitir la otra persona coincide, el último paso para la escucha activa es ofrecer feedback con un resumen de lo comprendido.
https://www.lostiempos.com/sites/default/files/styles/noticia_detalle/public/
Ahora, los expertos del centro donostiarra han ido un paso más allá y han analizado simultáneamente la compleja actividad neuronal de dos personas desconocidas que entablan un diálogo por primera vez.
El equipo, liderado por Alejandro Pérez, Manuel Carreiras y Jon Andoni Duñabeitia, ha comprobado –mediante el registro de la función eléctrica cerebral– que la actividad neuronal de dos individuos implicados en un acto comunicativo se ‘sincroniza’ para dar paso a una ‘conexión’ entre ambos sujetos.
“Se trata de una comunión intercerebral que va más allá del propio lenguaje y que puede constituir un factor clave en las relaciones interpersonales y en la comprensión del lenguaje”, explica a Sinc Jon Andoni Duñabeitia.
De esta manera, el ritmo de las ondas cerebrales del emisor y del receptor se ajusta a las propiedades físicas del sonido del mensaje emitido verbalmente en una conversación, generando así una conexión entre los dos cerebros que comienzan a trabajar de manera conjunta con un mismo fin: la comunicación.
Cuando estamos entablando una charla, es
vital que realmente sepamos escuchar y prestar atención al otro, importa lo que
dice, no necesariamente lo que nosotros le decimos. Cuando realmente escuchamos
a los demás, callando las voces de nuestro ego, estamos brindándonos la
oportunidad de mejorar tanto nuestra salud como la de los demás (Alvarez, 2012).
El escuchar apropiadamente al otro
involucra una serie de características. Entre ellas encontramos el ser
receptivo a lo que nos están diciendo, no juzgar al otro, permitir relajarnos
mientras escuchamos pacientemente a la persona, generarnos una perspectiva de
lo que nos están comentando. Podemos comenzar a debatir saludablemente con el
otro, en especial si existen ciertas creencias limitantes o esté demasiado
estancado en una situación, demostrar interés y curiosidad, ser respetuoso, no
menospreciemos las opiniones ajenas, hagamos preguntas, intentemos llevar
la conversación a un nivel profundo (Alvarez, 2012).
Jacqueline Withmore propone 5 pasos
para aprender a escuchar:
Te compartimos cinco técnicas para hacerlo más efectivamente:
1.
Abre tu lenguaje corporal. Tu
lenguaje corporal revela si estás o no interesado en una historia. ...
2.
Mantente involucrado. ...
3.
Resiste la necesidad de interrumpir.
...
4.
Haz preguntas. ...
5.
Practica el escuchar empáticamente.
Referencias
Alvarez,
M (2012). La magia de la buena escucha. Psicologia Positiva Montevideo. Disponible
en: https://psicologiapositivauruguay.com/2012/03/05/la-magia-de-la-buena-escucha/
Cerebros se
sincronizan duranteuna conversación con otra persona. Los tiempos. Disponible
en: https://www.lostiempos.com/tendencias/interesante/20170727/cerebros-se-sincronizan-conversacion-otra-persona
5 pasos para aprender
a escuhar. Entrepreneur. Jacqueline Withmore. Disponible en: https://www.entrepreneur.com/article/266598
Opere, M (2018). Como conseguir una buena escucha
activa en 7 pasos. Disponible en: https://blog.grupo-pya.com/conseguir-una-buena-escucha-activa-7-pasos/
FASE EXPRESIVA:
https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn%3AANd9GcQGLN-
¿Qué hace una persona para que tu consideres que si
es buena escucha?
¿Qué consideras que bloquea la buena escucha?
Kanfer propuso un primer modelo de auto-regulación que constaba de tres estadios:
A continuación te presentamos un ejemplo para que entiendas mejor a qué nos referimos: “Estas sintiendo ira y piensas que golpearías cualquier cosa que estuviese a tu alcance (fruto del estrés y la tensión), pero no puedes hacerlo en ese momento y debes controlarte”, para ello, puedes seguir dos caminos:
Si una emoción, como por ejemplo, la ira se estanca dentro de nosotros, sin que seamos capaces de comprenderla y regularla (autocontrol). Irremediablemente, esa rabia y furia se adueñará de nuestros pensamientos y conductas, creándonos un estado de ánimo irritable, y dificultándonos la consecución de nuestras metas.
En cambio, si logramos canalizarla y controlar la ira que sentimos en un momento determinado, nuestro estado de ánimo cambiará, facilitándonos la consecución de nuestros objetivos.
A continuación, te mostramos los pasos clave que te ayudarán a mejorar el tu autocontrol. Esto no resulta una tarea sencilla, que se aprende en un día, sino que requiere de paciencia, esfuerzo, dedicación y tiempo para desarrollarse, así que tranquilo o tranquila.
D’Zurilla, T.J., & Goldfried M.R. (1971). Problem solving and behavior modification. Journal of Abnormal Psychology, 78, 107-26.
Eysenck, H.J. (1968). A theory of incubation of anxiety fear responses. Behaviour Research and Therapy, 6. 309-332.
Goldfried, M.R., & Davison G.C. (1976). Clinical behavior therapy. Nueva York: Holt, Rinehart & Winston.
Goldfried, M.R., y Merbaum, M. (1973). A perspective on self-control. En M.R. Goldfried, y M. Merbaum (Eds.), Behavior change through self-control (pp. 3-34). New York: Holt, Rinehart y Winston.
Kanfer, F.H., y Hagerman, S. (1981). The role of self-regulation. En L.P. Rehm (Ed.), Behavior therapy for depression: Present and future directions (143-179). Nueva York: Academic Press.
Meichenbaum, D.H. (1981). Una perspectiva cognitivo-comportamental del proceso de socialización. Análisis y Modificación de Conducta, 7, 85-113.
Thoresen, C.E., y Mahoney, M.J. (1974). Behavioral self-control. Nueva York: Holt, Rinehart & Winston.
Ohman, A., & Mineka, S. (2001). Fears, phobias, and preparedness. Toward an evolved model of fear and fear learning, Psychological Review, 108, 483-522.
Seligman, M.E.P. (1971). Phobias and preparedness. Behavior Therapy, 2, 307-321.
Seligman, M.E.P. (1976). Learned helplessness and depression in animals and men. En J.T. Spence, R. Carson & J. Thibaut (Eds.), Behavioral approaches to therapy (pp. 111-126). Morristown, N.J.:
Skinner, B.F. (1953). Science and human behavior. Nueva York: Macmillan.
AUTOCONTROL
https://www.youtube.com/watch?v=VFt1UI6pEzo
FASE AFECTIVA:
El autocontrol para mi consiste
en controlar ya sea mis emociones, pensamientos, conductas o los tres a la vez,
para actuar asertivamente sin llegar a la pasividad ni agresividad. Es un
control consciente y no es represión, se hace regulando las emociones,
reestructurando las emociones y modificando las conductas. Se realiza automáticamente
porque se tiene un previo entrenamiento y practica diaria.
FASE COGNITIVA:
https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn%3AANd9GcQ0M6vgxpwVPN15
Podríamos
definirlo como la capacidad de poder controlar nuestros comportamientos,
emociones, deseos, es la habilidad de postergar el placer inmediato con el
propósito de obtener un beneficio mayor en el futuro.
El autocontrol es
una de las 24 fortalezas de la Psicología Positiva, ubicada dentro de la virtud
moderación. Podríamos definirlo como la capacidad de poder controlar
nuestros comportamientos, emociones, deseos, es la habilidad de postergar el
placer inmediato con el propósito de obtener un beneficio mayor en el futuro.
¿Qué es autocontrol?
Autocontrol es la habilidad que nos permite
controlar nuestras emociones, nuestros impulsos y nuestras conductas,
permitiéndonos así alcanzar nuestras metas y objetivos. El autocontrol es
necesario para desempeñar con éxito la mayoría de las facetas de nuestra vida,
como por ejemplo estudiar, trabajar, educar, conservar nuestras relaciones…
Podríamos decir que el autocontrol es una especie
de termostato que tiene como función mantener nuestro equilibrio y
nuestra estabilidad, tanto a nivel interno como externo. Cuando este
funciona de forma adecuada, nos ayuda a controlar los impulsos y deseos que nos
distancian de nuestras metas. Por ejemplo, si quieres aprobar un examen, es
necesario que te quedes en casa estudiando. Para ello debes controlar el
impulso de salir de marcha aunque insistan tus amigos y amigas. Otro ejemplo
sería el querer cantarle las cuarenta a tu jefe, pero tener que controlarte
para poder conservar tu empleo.
Autocontrol según Skinner
El psicólogo conductual F. B.
Skinner (1953) defendió que el auto-control se refiere a conducta y
se dará cuando la persona reciba consecuencias aversivas y consecuencias
positivas por un mismo comportamiento. Es decir, para Skinner, surgirá
la necesidad de auto-controlarse en la medida en que exista un conflicto entre
las consecuencias de un comportamiento. Auto-control será toda aquella conducta
que reduzca la posibilidad de aparición de la conducta castigada. Esta
reducción o evitación del castigo consolidaría la respuesta de auto-control.
Según Skinner, las respuestas controladoras serán aquellas que emite
la persona para resolver el conflicto, manipulando las variables de las que la
conducta a controlar (o controlada) es función. Esta última debe
cambiar su probabilidad de aparición.
Autocontrol según Goldfried y Merbaum
Goldfried y Merbaum (1973) asumen también que el
auto-control surge cuando una persona necesita resolver un conflicto.
El auto-control implicaría una decisión a la que se llega a través de una
deliberación consciente, con la intención de integrar una acción que trata de
lograr ciertos resultados u objetivos deseados, determinados por la persona
misma. Por lo tanto, el acto de autocontrol estaría mediado por
procesos cognitivos superiores (pensamiento y lenguaje), y la
necesidad de controlar el comportamiento surgiría, no sólo por conflictos
intrapersonales, sino que, tanto agentes sociales como una nueva información
podrían activarlo. Por lo tanto, en este caso, el auto-control conlleva, un
proceso en el que debe aparecer varios aspectos, como un desajuste en las
conductas de la persona, una decisión, el establecimiento de objetivos y metas,
una planificación del cambio, así como la influencia externa del ambiente,
tanto para el desencadenamiento del proceso como para el establecimiento de
metas y desarrollo de estrategias. Por ello el auto-control se aprende.
Autocontrol según Thoresen y Mahoney
Thoresen y Mahoney (1974) opinan que la
asignación de un comportamiento auto-controlado depende, en buena medida, del
contexto cultural o social. El punto central es que la persona misma
sea el principal agente de cambio. Por lo tanto, lo que debe plantearse, es qué
grado de auto-control está ejerciendo la persona sobre su comportamiento, como
parte de un continuo con un extremo de máximo control personal y otro extremo
de máximo control externo. Según Thoresen y Mahoney, una persona ejercerá
auto-control cuando, en ausencia relativa de restricciones externas inmediatas,
pone en marcha una conducta, cuya probabilidad de aparición previa ha sido
menor que la de conductas alternativas disponibles. Esta decisión implica unas
recompensas diferidas (o reducciones de consecuencias aversivas) y un mayor
esfuerzo. Los procesos cognitivos servirían de unión entre la conducta
auto-controlada y las consecuencias diferidas, manteniendo el comportamiento
adecuado, y ayudando a anticipar las implicaciones del mismo.
Según
estos autores se darían dos tipos de auto-control:
- Auto-control acelerativo, que englobaría aquellas ocasiones en las que la persona debe acelerar o incrementar comportamientos (por ejemplo, someterse a una intervención médica dolorosa).
- Auto-control decelerativo que implica una reducción de comportamientos, como, por ejemplo, dejar de fumar, o de comer ciertos alimentos.
En el
primer caso, las consecuencias inmediatas de la conducta a controlar son
aversivas, mientras que en el segundo, las consecuencias inmediatas son
placenteras. En ambos tipos de autocontrol se trata de que la persona afronte
una situación desagradable, bien para conseguir unas consecuencias diferidas de
mayor valor para la persona, bien para evitar situaciones aversivas de efectos
no deseados.
El modelo de auto-regulación de Frederick Kanfer
Para Kanfer, el auto-control se caracteriza por ser un caso especial en el que hay un determinado motivo subyacente para inhibir una secuencia de respuesta que, bajo otras circunstancias, podría predecirse que posee una probabilidad elevada de ocurrencia. Auto-control siempre implica una situación en la que existe la posibilidad realizar conductas altamente probables, pero por el contrario, aparece una serie de respuestas de probabilidad menor.Kanfer propuso un primer modelo de auto-regulación que constaba de tres estadios:
- Auto-observación (self-monitoring), en el cual la persona observa su comportamiento a modificar y, en algunos casos, los registra.
- Auto-evaluación (self-evaluation) en el que la persona establece unos estándares, normas, o criterios que marcan los objetivos a conseguir, con los cuales contrasta si el cambio de comportamiento es adecuado o no.
- Auto-refuerzo (self-reinforcement) donde la persona se auto-administra consecuencias simbólicas o tangibles, bien positivas (si ha igualado o superado los criterios) o bien negativas – o ninguna recompensa- (auto-castigo) si no ha conseguido los criterios previamente impuestos.
Kanfer distingue entre dos tipos de auto-control:
- Auto-control decisional: la persona debe elegir entre una alternativa que produce consecuencias inmediatas (positivas o negativas) y otra alternativa de consecuencias diferidas de mayor valor cuantitativo o cualitativo para la propia persona. Lo esencial en este tipo de auto-control es que, una vez el individuo ha elegido, las variables que afectan a su comportamiento ya no caen bajo su control.
- Auto-control prolongado: es una variante del anterior, pues, una vez la persona ha tomado la decisión sobre qué elegir, debe de poner en práctica recursos (cómo hacerlo) para realizar las tareas necesarias para lograr los objetivos que se marcó en la toma de decisión. Si el realizar lo comprometido lleva consigo poner en marcha alguna conducta con consecuencias conflictivas y carece de indicios o control ambiental que le determinen lo que debe hacer, la persona se encuentra en una situación de auto-control prolongado.
- Resistencia a la tentación/demora de la gratificación: el individuo debe inhibir comportamientos altamente probables con consecuencias inmediatas positivas, y, a veces, emitir simultáneamente, comportamientos de baja probabilidad. Los ejemplos son los mismos que pusimos para el auto-control decelerativo.
- Tolerancia a la aversión (paradigma del héroe) heroísmo o resistencia al dolor: la persona emite comportamientos poco probables en ella, con consecuencias inmediatas aversivas y, en ocasiones, reducir comportamientos con consecuencias cercanas positivas. Los ejemplos serían los mismos indicados para el auto-control acelerativo.
- De amplio espectro: según estos autores, un estándar de amplio espectro implicaría el antenimiento de objetivos personales duraderos que afectan en un rango de situaciones altamente valoradas por la persona. Por ejemplo, ser una persona competente y eficaz sería un estándar de amplio espectro.
- De espectro reducido: este tipo de estándares incluyen un rango limitado de situaciones para las que serían relevantes. Por ejemplo, ser competente y eficaz sólo para resolver problemas de bricolaje.
Rocio Garcia en su blog nos expresa la definición, diferenciación
entre represión y autocontrol:
El autocontrol, por tanto, es una
habilidad compleja, y que requiere de la presencia de otras habilidades previas
para poder desarrollarse. Más concretamente, antes de poder desarrollar nuestro
autocontrol de comportamientos e impulsos, necesitamos: Aprender a identificar nuestras emociones, a
comprenderlas, para así después poder controlarlas y regularlas, y con ello,
regular nuestro comportamiento. Esto te permitirá ser dueño de
tus decisiones, conductas e impulsos, dueño de poder decidir cómo, donde y
cuándo los canalizas. Además, debemos aprender a hacer esto bajo el estrés
generado por estas emociones y pensamientos negativos, lo cual lo hace mucho
más complicado.
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Diferencia entre represión y autocontrol
Es importante tener en cuenta que el autocontrol y la represión no son lo mismo, y a veces se confunden. El autocontrol requiere tomar conciencia de las emociones, comprenderlas y actuar en consecuencia para logar gestionarlas y controlarlas. En cambio, cuando hablamos de represión, estamos haciendo referencia a ocultar las emociones, a obviarlas, no prestarles atención, y esperar a que desaparezcan como por arte de magia, cosa que probablemente no ocurrirá.A continuación te presentamos un ejemplo para que entiendas mejor a qué nos referimos: “Estas sintiendo ira y piensas que golpearías cualquier cosa que estuviese a tu alcance (fruto del estrés y la tensión), pero no puedes hacerlo en ese momento y debes controlarte”, para ello, puedes seguir dos caminos:
- Estrategia de autocontrol: Tomar conciencia de lo que estas sintiendo, aceptarlo, e intentar generar una emoción contraria a través de estrategias como la evocación de recuerdos tranquilos, o simplemente la distracción con cualquier otra cosa que permita reducir la intensidad de la emoción, y por lo tanto, reducir tus impulsos, al mejorar tu autocontrol
- Estrategia de represión: Apretar los puños, sin ser consciente de lo que te ocurre, y estar pensando todo el rato que golpearías esa mesa hasta destrozarla.
Si una emoción, como por ejemplo, la ira se estanca dentro de nosotros, sin que seamos capaces de comprenderla y regularla (autocontrol). Irremediablemente, esa rabia y furia se adueñará de nuestros pensamientos y conductas, creándonos un estado de ánimo irritable, y dificultándonos la consecución de nuestras metas.
En cambio, si logramos canalizarla y controlar la ira que sentimos en un momento determinado, nuestro estado de ánimo cambiará, facilitándonos la consecución de nuestros objetivos.
A continuación, te mostramos los pasos clave que te ayudarán a mejorar el tu autocontrol. Esto no resulta una tarea sencilla, que se aprende en un día, sino que requiere de paciencia, esfuerzo, dedicación y tiempo para desarrollarse, así que tranquilo o tranquila.
Referencias
Alvez, M (2014). Practicando el autocontrol. Psicología
positiva Montevideo. Disponible en: https://psicologiapositivauruguay.com/2014/02/13/practicando-el-autocontrol/
Capafons, A.,
Castillejo, J.L., Gómez-Ocaña, C., Barreto, P., Aznar, P., & Pérez, P.
(1985). Autocontrol y educación. Valencia:
La Nau Llibres.
D’Zurilla, T.J., & Goldfried M.R. (1971). Problem solving and behavior modification. Journal of Abnormal Psychology, 78, 107-26.
Eysenck, H.J. (1968). A theory of incubation of anxiety fear responses. Behaviour Research and Therapy, 6. 309-332.
Garcia, R (2017). Autocontrol: Aprende a manejarlo para
alcanzar el éxito.CogniFit Salud, cerebro & Neurociencia. Disponible en: https://blog.cognifit.com/es/autocontrol-tecnicas-definicion/
Goldfried, M.R., & Davison G.C. (1976). Clinical behavior therapy. Nueva York: Holt, Rinehart & Winston.
Goldfried, M.R., y Merbaum, M. (1973). A perspective on self-control. En M.R. Goldfried, y M. Merbaum (Eds.), Behavior change through self-control (pp. 3-34). New York: Holt, Rinehart y Winston.
Kanfer, F.H., y Hagerman, S. (1981). The role of self-regulation. En L.P. Rehm (Ed.), Behavior therapy for depression: Present and future directions (143-179). Nueva York: Academic Press.
Meichenbaum, D.H. (1981). Una perspectiva cognitivo-comportamental del proceso de socialización. Análisis y Modificación de Conducta, 7, 85-113.
Thoresen, C.E., y Mahoney, M.J. (1974). Behavioral self-control. Nueva York: Holt, Rinehart & Winston.
Ohman, A., & Mineka, S. (2001). Fears, phobias, and preparedness. Toward an evolved model of fear and fear learning, Psychological Review, 108, 483-522.
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Seligman, M.E.P. (1976). Learned helplessness and depression in animals and men. En J.T. Spence, R. Carson & J. Thibaut (Eds.), Behavioral approaches to therapy (pp. 111-126). Morristown, N.J.:
General Learning
Press, Selye, H. (1956). The stress of life. Nueva
York: McGraw-Hill
Skinner, B.F. (1953). Science and human behavior. Nueva York: Macmillan.
Torres, N. El autocontrol en
psicología y el modelo de auto-regulación de Kanfer. PSICOACTIVA.Mujerhoy.com
Disponible en: https://www.psicoactiva.com/blog/autocontrol-psicologia-modelo-auto-regulacion-kanfer/
FASE EXPRESIVA:
data:image/jpeg;base64,/9j/4AAQSkZJRgABAQAA:
¿Cómo distingues si estas ejerciendo autocontrol o represión
de tus emociones?
¿Qué técnicas utilizas o sabes de autocontrol?
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